Una perspectiva keniana sobre el VIH/SIDA

A grandmother with her grandchild - consoled by a small teddy bear.
(Foto por Helen O'Regan rscj)

ONUSIDA es un programa conjunto de las Naciones Unidas para atender el VIH/SIDA en el que participan agencias como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la UNICEF, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En diciembre de 2010, ONUSIDA formuló su estrategia para los próximos años, cuya meta es  “seguir progresando a nivel mundial en el camino hacia los objetivos de acceso universal a los servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo relacionados con el VIH, así como para detener y reducir la propagación del virus y contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015”.

 En el siguiente aporte, Angeline Obutu y Helen O’Regan, rscj, quienes trabajan en el Programa de Educación y Prevención del SIDA de la Diócesis Católica de Eldoret (Kenia), reflexionan sobre las 10 estrategias de ONUSIDA a la luz de su experiencia en Kenia.

 1.     Reducir a la mitad la transmisión sexual del VIH

Este objetivo no parece realista, a menos que se promueva un cambio de actitud y de comportamiento en todos los portadores.     

 2.     Eliminar la transmisión vertical del VIH y reducir a la mitad la mortalidad materna relacionada con el sida

Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuvo que decidir a principios de los años 80 si el VIH debía considerarse un problema de salud pública o de derechos humanos, se acordó vincularlo a los DDHH. Recientemente se ha ido transitando hacia considerarlo un problema de salud pública que viola los derechos humanos.

 Para que este objetivo sea realista, deben ser atendidos los temas de la cultura, la pobreza y el respeto a los derechos humanos. Nuestra experiencia indica que hay un número creciente de niños VIH positivos. Otro aspecto a ser atendido es el rol de las parteras tradicionales, para que puedan dar a las mujeres encintas instrucciones adicionales que ayuden a una maternidad segura. La pobreza es un tema muy serio en torno a la lactancia de parte de madres VIH positivas. A pesar de que se les advierte que  den el pecho a sus hijos solamente los primeros seis meses y después dejen de hacerlo completamente, la falta de ingresos las obliga a seguir amamantando a sus hijos más tiempo, aumentando el riesgo de contagio.

 3.     Prevenir todas las nuevas infecciones por el VIH entre usuarios de drogas

En los últimos años ha habido un aumento en el uso de drogas duras. Los centros de tratamiento son insuficientes para aquellos que quieren dejarlas. Además, los adictos no hablan abiertamente sobre el uso de las drogas, debido al estigma. Aunque difícilmente pueda hablarse de prevenir “todas” las infecciones, es fundamental trabajar de manera creativa, tomando en cuenta la realidad de las personas involucradas.  

 4.     Acceso universal a la terapia antirretrovírica para las personas que viven con el VIH que son elegibles para recibirla

Este objetivo tampoco será real a menos que se trabajen problemas tanto prácticos como éticos junto con el manejo de las enfermedades oportunistas. Por ejemplo, debido a que los medicamentos son muy potentes, es muy difícil tomar antirretrovirales si no se tiene suficiente comida.

 5.     Reducir a la mitad las muertes por tuberculosis en personas que viven con el VIH

Este sí es un objetivo realista. Es crucial apoyar todos los centros de salud en el mundo con materiales pedagógicos para alcanzarlo. La gente es todavía ignorante en relación a la tuberculosis. No debe permitirse la propagación de la cepa resistente de este virus ya que tratarla es tan difícil como caro.  

 6.     Incluir en las estrategias de protección social nacionales a las personas que viven con el VIH y a los hogares afectados por el virus, quienes además tienen acceso a servicios de atención y apoyo esenciales

La pobreza es el mayor desafío para el cumplimiento de esta meta. Los vecinos se ayudan entre sí, incluso entre los más pobres. En África, si tú eres del mismo pueblo y vives en la ciudad, ayudas a los tuyos como si vivieras todavía en el pueblo. En 1997 se declaró el SIDA como un desastre nacional. De hecho es todavía un desastre nacional, que aparece periódicamente en el escenario.

 Necesitan atenderse temas culturales, como la herencia de la esposa, la herencia de la tierra y la poligamia. Es evidente que, a pesar de que una  práctica sea ilegal, si tiene raíces culturales llevará tiempo erradicarse, por ejemplo la circuncisión femenina.  

 7.     Reducir a la mitad el número de países con leyes y prácticas punitivas en torno a la transmisión del VIH, el comercio sexual, el consumo de drogas o la homosexualidad que bloquean las respuestas efectivas

Corresponde en parte a los grupos religiosos reducir el estigma sobre el virus. No es un pecado ser VIH positivo. Hay también cuestiones legales y de políticas laborales por atender en torno al VIH. Por ejemplo los maestros necesitan aprender a tratar a los niños VIH positivos, - especialmente aquellos que padecen muchas infecciones secundarias - y también ver cómo reducir el estigma en las escuelas. Los cambios en la ley conducirán a un cambio de mentalidad hacia aquellos que viven con el VIH.

 8.     Eliminar en la mitad de los países que las imponen las restricciones en la entrada, estancia y residencia relacionadas con el VIH

Esto se hará realidad si se realizan esfuerzos para educar a todos los implicados.

 9.     Abordar las necesidades relacionadas con el VIH de mujeres y niñas en, al menos, la mitad de las respuestas nacionales al VIH

Esto es más que un desafío cultural en algunos países. Ojalá que esta meta se hiciera realidad. Debe incluirse también a los varones en los grupos de apoyo – aquellos casados con mujeres en edad de criar niños.

 10.  Tolerancia cero con la violencia de género

Una vez más, la cultura es el reto, especialmente cuando la violencia doméstica está rodeada de secreto. El declarar la violación como un crimen de guerra fue un gran impulso en la prevención de la violencia basada en el género.

 

Angeline Obutu and Helen O’Regan rscj